miércoles, 12 de mayo de 2010
Caminando Juntos
Cuando uno quiere hacer la voluntad de Dios no puede hacerlo en sus propias fuerzas. Hacerlo en nuestras fuerzas es humano y pobre, mientras que mucho es lo que podemos hacer impregnados de vigor y fortaleza de lo alto. Hacerlo en las fuerzas del Señor es entender que no debemos caminar solos. Solos, no podemos. Dios nos enriquece con la bendición de contar con intercesores que sostengan nuestros brazos, como aquellos que sostuvieron los brazos de Moisés. ¡¡Y qué bueno es tener brazos fortalecidos para sostener los de otros!! Gracias Sara, por caminar junto a nosotros. Eres aire fresco y bendición de Dios. Gracias por sostener nuestros brazos, orando.
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