Fue aquel leproso que volvió, tremendamente agradecido, por la sanidad que había recibido de parte de Jesús. De igual modo, no queremos ser deudores en cuanto a gratitud con aquellas personas que suman su granito de arena a la obra del Señor en este proceso. A Gabi y Renzo por las clases de inglés, gracias. A Tim-Seve y Fer por su pastoreado en este proceso. A Ruper y Sara por sus oraciones. A Betsy y Jim, por su muestra de amor y entrega, gracias. A Juan Carlos y la iglesia de Los Libres, gracias. A Jose y Proel por su compañía y la de los años por delante. A Wayne y Katie, a Jhon y Julie por responder preguntas, gracias. A nuestros padres, gracias. Y a muchos que, injustamente no mencionados, solo por amor oran y piden a Dios guía en este caminar.
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