sábado, 20 de octubre de 2012

El dentista, las lagrimas y la mano de Dios

No es la primera ves que nos sucede algo como esto en una consulta con el dentista, pero sí es la primera ves que las circunstancias nos sobrepasan y lloramos de alegria, no por dolor de diente. El tema es que mes atrás he sentido algo diferente en una de mis muelas y yo me imaginaba que se trataba de una fusira. Considerando el costo de acudir al dentista, le dije a Eliana que esperaría todo lo que pudiera... hasta que llegó el dia en que no pude esperar mas. En casa de unos amigos en Grand Rapids, les conté sobre mi muela y ellos me dijeron que conocían un dentista de la iglesia y que hablarian con él al respecto.  Dias mas tardes, estuve en su clinica. La verdad era que no teniamos dinero para tratarme. Por otro lado, me fui muy bien vestidito con mi uniforme de vuelo y con un lindo coche que unos amigos nos prestaron... porque el nuestro está roto. Le dije a Eliana que espero no nos traten por nuestro aspecto exterior porque de seguro nos harian pagar todo el tratamiento. Entramos a la clínica. La secretaria nos dio a rellenar tres formularios. La encargada, (la dueña de la clinica, creo), le indicó que solo nos diera uno de aquellos formularios para rellenar. Supe en aquel momento que los otros dos se trataban de cobertura social y formas de pago. Pero, uno nunca sabe. El tema es que fuimos preparados para lo peor... excepto por mi diente que esperaba tenerlo sano despues de aquella consulta. Nos hicieron pasar a una de las muchas salas que tenian dentro. Nos atendieron cordialmente. De mas está decirles que la clinica tenía aspecto de palacete. Eliana estuvo descompuesta imaginando los malabares económicos que debería afrontar con dicha visita medica. A mi lado estuvo la asistente y al rato llego el doctor. Revision de mi boca, rayos x, y fractura de diente confirmada. Debía tratarme. El nervio estaba vivo. Lo siguiente sería anestesia, quitar una amalgama antigua, quitar el vertice de mi diente fracturado y rellenar de nuevo todo aquel hueco y dar forma al diente. Me hicieron pasar a otra sala de tratamiento. Me ofrecieron musica por auriculares. No gracias, les dije. Me dieron un liquido antiseptico para enjuagar mi boca. Me ofrecieron gas para relajarme. Le dije que si. Pusieron en mi nariz un tubo y continué respirando. Al rato vino el doctor. Me preguntó a que altura normalmente volaba con mi avión. Le dije 3,500 pies. Y ahora a que altura estás volando. Le dije que no lo sabia. Pero en mi interior me sentia dentro de un avion en viraje escarpado. Finalmente, anestesiaron mi boca. Entre el gas y la anestesia en mi diente sentí que apretaban mi ser como quien aprieta un bollo de calcetines con todas sus fuerzas. Sin dolor, pero claustrofóbico. Ir al dentista no es algo que se pueda definir como placentero. No es el tipo de situación que elegiría para pasar un buen momento. Estaba mareado. Tuve que abrir mis ojos para dejar de dar vueltas. Sabía que aquello acabaría en minutos. Aquel momento fué tal cual en las series de hospitales. Sensación de estar perdido y mareado, calmada musica de fondo, una gran luz en frente de mis ojos, gente manipulando mi cuerpo, sonido de maquinas trabajando, sonido del gas que entraba a mi cuerpo, la aguja que trataba que yo no supiera que me estaba pinchando pero que si la percibía, un "bip" que cada tanto se hacía oir. Y Dios comenzó a trabajar conmigo en aquel momento y vino a mi espíritu personas que pasan gran parte de sus vidas inmersas en dolor, enfermedad, hospitales, tratamientos, deseando tener una vida  "normal". Deseando saber como se siente el mundo desde una perspectiva que no sea la de vivir siendo constantemente tratados como quien coge un par de calcetines y los exprime entre sus manos. Pensé en mi hermana que partió a la presencia del Señor dos meses atrás después de 15 años de enfermedad 20 operaciones. Pensé en un amigo que sufrió un accidente grave cuando joven y que lleva las marcas y los secuelas de aquel accidente en su cuerpo cada dia. También pensé en aquellos en similares condiciones pero sin acceso a atención medica. Finalmente, tanto mi hermana y mi amigo eran "suertudos" de tener atención médica en medio de la enfermedad. También pensé en aquellos que con o sin atención médica, llevan su enfermedad sin la esperanza de saberse amados por Dios y con un futuro lleno de esperanza asegurado en el mas allá y aquí también. Pensé en todos ellos. Oré por todos ellos. Alabé a Dios por todo lo que hace. Me regocijé en mi creador porque  sabía que él estaba al control de todo. ¿Sabes qué?, en un momento volví a ser consciente de que estaba en una sala siendo tratado y agobiado fisicamente. ¡¡Me había distraido!!, ¡¡abstraido de aquella realidad alabando a Dios!! Has imaginado alguna ves que muchas personas agobiadas por la enfermedad y el dolor constante, muy probablemente el único descanso que encuentren sea desviar sus pensamiento en alabar a Dios!!!! Esto es muy fuerte!! Me sorprendí de la capacidad que tiene el ser humano de soportar el dolor. ¿Sabes que diferencia hay entre apretar una bombilla de luz y un bollo de calcetines? Que rapidamente no podras continuar ejerciendo presión en la bombilla porque habrá explotado. Pero como ser humanos no tenemos la capacidad de decidir explotar y que todo acabe, sino que somos como un bollo de calcetines al que se le puede apretar y seguir apretando y cuando dejes de hacerlo volverá a relajarse, pero indefenso ante las circunstancias nuevas que se avecinen para apretarlo y empezar el ciclo de dolor nuevamente. El problema no es el dolor sino nuestra capacidad de sobrevivir en medio de el. Y eso es muy duro. Volvamos a la sala del dentista de la misma forma que que  volví yo desde estos pensamientos.  El tratamiento acabó. Mi diente estaba sanado. Me quitaron el gas. El doctor se despidió. La asistente me llevó a la mesa de admisión. Era la hora de lo "material", era la hora donde normalmente hay que sacar la tarjeta de crédito. La señorita me hizo una señal complice de que todo había acabado, que podía irme. Yo le respondí con gesto de complicidad también diciéndole... "de verdad". Y ella se afirmó en lo que estaba diciéndome. Me despedí con ademanes porque no sentía mi cara como normalmente lo hago, a causa de la anestesia. En la sala de espera estaba Eliana. Cuando llegué a ella comencé a llorar. No podía parar. Era llantos de agradecimiento a Dios, fueron llantos de dolor de mi alma, llantos de no entender porque yo tengo "buena" salud y otros no, llanto de no entender porque yo no había pagado y otros no pueden ir porque no tienen con que pagar, llanto de que mi tratamiento había acabado pero muchos otros seguirán con el suyo hasta que el Señor los llame a Su presencia. Llanto de sentirme amado por Dios, llanto de haber sido sanado por gracia, llanto por ser impactado por la persona misma del Espíritu Santo. Llanto de saber que Dios trabaja con nosotros. Llanto de saber que estamos para proclamar su gloria, llanto de saber que el proposito de Dios no fue sanar mi diente sino mostrar su gloria y que muchos reconozcan que solo es El y que él es Dios.      

jueves, 11 de octubre de 2012

Ya estamos volando.

Hola, Hola!! Bueno, ya ha pasado un mes y estamos volando. Hasta dos veces por dias, cada dia. Es casi un sueño. Es muy fuerte pensar que aquello que en un momento deseamos y soñamos, ahora lo hacemos hasta casi por obligación, por momentos... hay dias que me duele la cabeza, tengo sueño, me quiero ir a mi casa, pero nó... hay que volar. El instructor que tengo es un espectáculo. El es piloto instructor de JAARS y mecánico de avión. El es muy profesional, muy minucioso y muy detallista. En realidad todo el personal en esta escuela son pilotos-mecánicos. Los tres instructores de vuelo, son mecánicos de avión. El mecánico de la escuela de vuelo es piloto comercial de avión. Los profesores de la escuela de mecánica son pilotos de avión y de helicóptero. Nosotros los alumnos de vuelo, somos mecánicos. Eso nos hace tener un concepto global muy completo de todo lo que acontece en el avión y alrededor de él. En clases, estoy repasando muchas cosas que ya las sabía y otras que estoy aprendiendo, pero lo bueno es que todo es en inglés y sumado a las comunicaciones diarias en vuelo... me está ayudando mucho con mi inglés técnico.